De la clase del domingo por la tarde

Aunque llevo sólo medio año aprendiendo flamenco, me he dado cuenta de que tengo más sensibilidad con su ritmo y además me ha mejorado el balance y movilidad de mi cuerpo.


De veras, el flamenco no es un arte nada fácil. Como principiante, sólo puedo bailar poco a poco y después que cojo el ritmo y he practicado los pasos, voy aumentando la velocidad. Lo más difícil es superarme, cada vez que alcanzo un nivel superior, me doy cuenta de que también me ha mejorado mi forma física.

La profesora tiene una sensibilidad que penetra como los rayos X. Me extraña mucho que siendo tantos en clase y yo una principiante cómo puede acertar a ver mis fallos y debilidades. No sólo en mis posturas sino incluso en mi propio caracter,será que las bailarinas de flamenco observan mejor que las personas normales.Cuando me corrige la profesora se lo agradezco mucho porque veo que todavía tiene esperanza en que pueda progresar.Para mí, la profesora no soló nos enseña los pasos del baile sino también su actitud sensual y mental.